viernes, 25 de enero de 2008

Isla Navarino… el auténtico y genuino culo del mundo

Estando en Ushuaia, y no bastante satisfechos con haber llegado a la que llaman la ciudad más austral del planeta, decidimos ir un paso adelante y bajar a la población más austral del planeta: Puerto Williams. De sus 2000 habitantes, 1000 son marinos de la armada chilena, y los otros 1000 trabajan en los bares y restaurantes donde van los 1000 marineros, junto con algunos turistas mal aconsejados como nosotros. La isla de Navarino en conjunto, que viene a ser del tamaño de Ibiza, tiene unos 2014 habitantes (a día de hoy, desconocemos a que se dedican los 14 que no están en Puerto Williams).

Pasamos a la isla porque A) nos lo recomendó un chileno muy majo que conocimos en Torres del Paine y que nos volvimos a encontrar en Ushuaia y B) porque Ushuaia tampoco da para tanto: al final te aburres de los pingüinos y focas. El traslado se hace en una barcucha de casco semi-rígido que atraviesa el canal de Beagle dando unos botes de impresión, y empapando a todo el pasaje (7 personas) menos a los del centro (nosotros, jejeje…). Eso si, te cobran como si fuese un camarote de lujo en un crucero de Marsans.

Llegados allí, empezamos a hacer un bonito trekking de cuatro días que atraviesa la isla de norte a sur y luego vuelve por otros valles diferentes. Tan bonito y agradable nos resultó, que lo hicimos en menos de tres días, para liquidarlo cuanto antes y volver a Ushuaia a tomar mojitos en el Dublín. Y no es que el paisaje no fuera bonito. Pero es que la isla de Navarino tiene la particularidad de estar formada en un 33% de alta montaña, un 33% de bosque denso y lleno de árboles caídos, y un 33% de ciénagas (aquí les llaman turberas, que queda más… “turístico”) con trillones de mosquitos trompeteros. Y claro, cuando no hay un camino abierto… estos dos últimos terrenos resultan un coñazo!


Además, los cabrones de los castores se dedican a hacer presas por todos lados, como si no hubiera ya bastantes zonas inundadas!

Eso si, vimos el cabo de Hornos a “solo” 100 Kilómetros (bueno y que, a mi me hizo ilusión)

Y para colmo, me intentó violar un perro con las hormonas descarriadas...


Moraleja: si queréis putear a algún amigo montañero que os caiga mal, aconsejarle el trekking de los dientes de Navarino.

Ah!!! Os presento a “Bolillo”! Nuestro mejor encuentro en Navarino.

Si, ya lo se, voy fatal afeitado. En realidad, me estoy dejando barba, solo que va despaaaacio; todo empezó en el Aconcagua, por pura imposibilidad de afeitarme; pero resulta que este hábito cuadra estupendamente con mi naturaleza “relajada”.

2 comentarios:

Marce dijo...

joder, no se re reconoce con tanta barba.......ah, me gustan las gafas de Bolillo!!!

Unknown dijo...

¡Que sí, que sí, déjatela, déjatela, que estás muy cachondo con esa barbita!