Pero reconozcámoslo; esto no es más que una mala excusa. Lo cierto es que cada día estoy más vago a la hora de transcribir nuestras aventuras al blog. Pero intentaré ponerlo al día en estas seis horas de autobús por las estupendas autopistas de Camboya que nos quedan para llegar a Angkor, la antigua capital del imperio Khemer.
Así que hagamos memoria y volvamos al pasado: La historia quedo al final de la primera sesión de buceo, camino de Koh Samui (un hibrido de isla paradisíaca y Las Vegas). Desde allí fuimos a un parque nacional (de cuyo nombre obviamente no me acuerdo; es lo que tiene escribir en retrospectiva) a hacer kayak y snorkeling. El snorkeling mejor olvidarlo, pero el kayak por las cuevas de la costa fue memorable!
Y también tuvimos una sesión de trekking por la selva a 200º C a la sombra. Pero mereció la pena por las vistas…
…y sobre todo por los monos!!! Hay que cosa….
Recomendación sanitaria para buceadores (sin venir a cuento): aléjense de las anémonas de colorines! Véase el brazo de Carmen como testimonio, una semana después del mal encuentro submarino:
Después de esto, volvimos a Bangkok, para desde allí volar a Hanoi donde nos esperaba pacientemente Charlotte. Pero en un nuevo alarde de inteligencia y previsión, no pudimos conseguir el visado a tiempo, así que perdimos el vuelo, y compramos otro billete para volar tres días más tarde. Mientras tanto, nos dedicamos a ver los super-clásicos de Bangkok…
Mercado flotante…
Show con serpientes venenosas…
Y algún que otro templo:
Próximo capitulo: bajo la bandera roja de Vietnam (las ventajas de escribir a toro pasado… ya se lo que va a pasar, jejejeje).
Por cierto, si percibís una caída en la calidad de las fotos… ¡normal! Se nos ha roto la pantalla y ahora hacemos las fotos a ojo. En fin…
1 comentario:
yo quiero una culebrilla de esas!!!!! me la puedes traer por ahí escondida en una maletita? así, para hacer compañía a tera, que está todo el día solo :-)
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